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Una celebración religiosa se celebra en el poblado litoral de Naiguatá, ubicado en el encantador Estado Vargas, se trata de la segunda aparición de la Virgen de Coromoto; resaltando que la primera aparición fue en Guanare, Estado Portuguesa. Según relatan los habitantes, un indio llamado Coromoto se acercó a un manantial denominado La Boquita, estaba situado en lo que actualmente es la entrada del Club Puerto Azul. Fue allí donde consiguió una llamativa piedra con la figura de una virgen orando. Decidió tomarla para poder pagar sus alimentos; en cada instante en el que pagaba sus frutos volvía a tener consigo la peculiar piedra. Se la enseño a un cura franciscano e inmediatamente reconoció la figura como la virgen. Más tarde, la región decidió nombrarla su patrona y adorarla en un relicario que la iglesia tenía desde hace algún tiempo.
Gracias a Monseñor Arias Blanco, en ese entonces Obispo de la capital, se conoció que un obispo de la colonia llamado Marín, en el año 1772, obtuvo noticias de una preciada joya que se encontraba en la iglesia de la localidad. Además, cuentan que en Naiguatá cuando ocurrió el terremoto en el año 1900, fue encontrado el famoso relicario entre las ruinas del templo y permanecía entero, sin ningún tipo de daño. Hecho que fue nombrado como un gran milagro.
Los devotos asisten a estas fiestas patronales de la Virgen de Coromoto para resolver sus problemas, pero mayormente para sanar sus enfermedades y dolencias; también, la fiesta se suele acompañar con fuegos artificiales, deliciosos dulces típicos, repique de tambores y música folklórica.
La devoción por la Virgen de Coromoto reúne a personas de todas partes del país los días 7, 8 y 9 de Septiembre con el único objetivo de fortalecer la fe y unir corazones.
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